Era algo que tenía pendiente desde finales del año pasado: decidir qué hacer con el iMac.
El viernes, descargué la última versión de Xubuntu, el hermano más ligero de la familia Ubuntu (1). El sábado intenté instalarla varias veces. Sin éxito. Me animé a desmontar el iMac, ya que supuse que la instalación podría fallar, quizás, por problemas con el lector o el disco duro del bicho.
Descargué un manual, abrí el mac, y subtituí el disco. Intenté arrancar y de nuevo lo mismo. El lector de DVD del iMac es del tipo loading slot. Utilizando el antiguo lector del portátil, intenté instalar Xubuntu. Nada.
El lector del DVD estaba como slave, pero mi lector no permitía cambiar la posición (por lo que supuse que actuaría siempre como master. Modifiqué el jumper del disco, y de nuevo, nada.
Lo intenté con diferentes combinaciones de disco y lector de DVD. Todo falló.
Desistí de instalar Ubuntu en el Mac, así que quise dejarlo todo como estaba. Pero el muy vil tampoco quiso arrancar desde su disco duro.
Así que al final sólo quedaba un camino posible: el desguace.
Desde ayer, el iMac descansa en un punto verde de reciclaje.
(1) Creo que hay uno todavía más ligero, pero la última vez que le eché un ojo, todavía no tenía más que una versión Alpha y no soportaba la arquitectura PowerPC.
El viernes, descargué la última versión de Xubuntu, el hermano más ligero de la familia Ubuntu (1). El sábado intenté instalarla varias veces. Sin éxito. Me animé a desmontar el iMac, ya que supuse que la instalación podría fallar, quizás, por problemas con el lector o el disco duro del bicho.
Descargué un manual, abrí el mac, y subtituí el disco. Intenté arrancar y de nuevo lo mismo. El lector de DVD del iMac es del tipo loading slot. Utilizando el antiguo lector del portátil, intenté instalar Xubuntu. Nada.
El lector del DVD estaba como slave, pero mi lector no permitía cambiar la posición (por lo que supuse que actuaría siempre como master. Modifiqué el jumper del disco, y de nuevo, nada.
Lo intenté con diferentes combinaciones de disco y lector de DVD. Todo falló.
Desistí de instalar Ubuntu en el Mac, así que quise dejarlo todo como estaba. Pero el muy vil tampoco quiso arrancar desde su disco duro.
Así que al final sólo quedaba un camino posible: el desguace.
Desde ayer, el iMac descansa en un punto verde de reciclaje.
(1) Creo que hay uno todavía más ligero, pero la última vez que le eché un ojo, todavía no tenía más que una versión Alpha y no soportaba la arquitectura PowerPC.
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